Al equivocado concepto de la enseñanza objetiva se asociaron los ataques en contra de los planes de enseñanza aprobados en 1869 para el ciclo secundario. En dichos planes se habían aumentando importantes asignaturas, a fin de enriquecer la enseñanza, tratando de hacerla integral.
En la propia Cámara, hacia 1873, se suscitó una enconada disputaacerca de estas cosas. Don Ignacio Ramírez, por entonces magistrado de la Suprema Corte de Justicia, salió a la defensa de las nuevas ideas. Se propuso llevar el principio de la enseñanza integral a las escuelas primarias. "Pero mezcló otra suerte de consideraciones que trajeron consigno cierta confusión en el planteamiento y resolución de estos temas educativos. En el libro que escribió El Nigromante, se hablaba de idiomas, de física, de química, de astronomía, de historia, etc., y como el señor Ramírez decía que ese era un gran trabajo para un profesor, a quien no podría darse sino setenta y cinco pesos, se creyó, y hasta cierto punto con ra´zón, que se trataba de enseñar todo ésto, y enseñará en el sentido que en la escuela se ha dado siempre a esta palabra".
Si la reforma no contaba antes con muchos partidarios, desde aquel momento tuvo menos, pues se enfriaron aún muchos que empezaban a vacilar.
"¿Cómo!, decían: ¡es posible que se piense seriamente en enseñar a los niños tantas y tantas cosas, que las escuelas especiales tienen tanto trabajo y dilatan tanto tiempo en enseñar a los adultos?"
Las deformaciones, como suele ocurrir, aparecieron muy pronto en la práctica docente: "Profesor hubo que en sus dos horas de clases, hablara un día de zoología, clasificando algunos animales (que no tenía presentes); de fisiología, explicando el aparato respiratorio; de química, diciendo que el ácido carbónico, que produce la muerte respirándolo, es una combinación de oxígeno y carbono; de la gruta del Perro tan célebre por la producción de ácido carbónico; de geografía para decir dónde está esa gruta; de distancias itinerarias; de la forma de la tierra, de ésta considerada como planeta; de la luna; de las estrellas (hablaba de dos (?), la matutina, que se llama Venus, y la vespertina, que se llama Hésper o Vesper); del sol; del alumbrado, de gas y la luz eléctrica; de metales, de medallas y monedas, y terminó hablando de comercio y navegación".
En la propia Cámara, hacia 1873, se suscitó una enconada disputaacerca de estas cosas. Don Ignacio Ramírez, por entonces magistrado de la Suprema Corte de Justicia, salió a la defensa de las nuevas ideas. Se propuso llevar el principio de la enseñanza integral a las escuelas primarias. "Pero mezcló otra suerte de consideraciones que trajeron consigno cierta confusión en el planteamiento y resolución de estos temas educativos. En el libro que escribió El Nigromante, se hablaba de idiomas, de física, de química, de astronomía, de historia, etc., y como el señor Ramírez decía que ese era un gran trabajo para un profesor, a quien no podría darse sino setenta y cinco pesos, se creyó, y hasta cierto punto con ra´zón, que se trataba de enseñar todo ésto, y enseñará en el sentido que en la escuela se ha dado siempre a esta palabra".
Si la reforma no contaba antes con muchos partidarios, desde aquel momento tuvo menos, pues se enfriaron aún muchos que empezaban a vacilar.
"¿Cómo!, decían: ¡es posible que se piense seriamente en enseñar a los niños tantas y tantas cosas, que las escuelas especiales tienen tanto trabajo y dilatan tanto tiempo en enseñar a los adultos?"
Las deformaciones, como suele ocurrir, aparecieron muy pronto en la práctica docente: "Profesor hubo que en sus dos horas de clases, hablara un día de zoología, clasificando algunos animales (que no tenía presentes); de fisiología, explicando el aparato respiratorio; de química, diciendo que el ácido carbónico, que produce la muerte respirándolo, es una combinación de oxígeno y carbono; de la gruta del Perro tan célebre por la producción de ácido carbónico; de geografía para decir dónde está esa gruta; de distancias itinerarias; de la forma de la tierra, de ésta considerada como planeta; de la luna; de las estrellas (hablaba de dos (?), la matutina, que se llama Venus, y la vespertina, que se llama Hésper o Vesper); del sol; del alumbrado, de gas y la luz eléctrica; de metales, de medallas y monedas, y terminó hablando de comercio y navegación".
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